Hace unos días escuché una entrevista que @jessicafdzg realizó a Olimpia Coral Melo, activista defensora de espacios digitales libres de violencia para mujeres y niñas, quien en 2014, con tan solo 19 años, presentó una iniciativa de ley contra la violencia digital en el Congreso de Puebla, después de haber sido víctima de “pornovenganza” por su pareja afectiva de entonces, quien subió un video a lo que hoy se conoce como los “Mercados de explotación sexual en línea”, grupos que difunden packs y nudes sin consentimiento.
Para todas nosotras, niñas, jóvenes y mujeres adultas, Olimpia encabezó esta lucha frente a los delitos contra la intimidad sexual, y en el 2018 logró que se reconociera la violencia digital y se sancionara hasta con ocho años de cárcel (varía en cada entidad) a quienes comparten materiales íntimos sin consentimiento.
Hoy, la Ley Olimpia ha sido aprobada en los 32 estados de la República Mexicana y si bien es probable que este tipo de prácticas deplorables sigan sucediendo, tus hijas y la mía, tus sobrinas y las mías y todas las mujeres que confiamos en ejercer nuestra libertad sexual y derecho al placer, sin temor a ser replicadas, tenemos cómo defendernos y hacer que los supuestos “caballeros” cumplan una condena.
Escuchar a Olimpia es sumamente inspirador porque es un gran ejemplo de resiliencia: tomó lo mejor de una situación terrible y lo transformó en acción, una misión de vida a favor de todas las mujeres mexicanas y una causa que ha trascendido fronteras. Precisamente, debido a la importancia de la labor de Olimpia, en septiembre del 2021 la revista Time la reconoció como una de las 100 personas más influyentes del mundo y afirmó: Ha cambiado el mundo. Eso es lo que ella simboliza.
El testimonio de Olimpia reconoce la importancia del apoyo que recibió para transitar las circunstancias que dieron origen a la Ley Olimpia:
Hubo una época en que los caballeros no tenían memoria. No vale la pena ni recordar o mencionar el nombre de todos aquellos que, como reflejo de su inmadurez y necesidad de aprobación social, viven comentando a sus amigos su vida sexual –con mucho orgullo, por cierto– y de las mujeres que han pasado por su cama. Los hay aún más viles, que al necesitar comprobar sus aventuras, cometen entonces el delito de compartir SIN CONSENTIMIENTO contenido fotográfico o digital, como le pasó a Olimpia, quien compara esta conducta como una violación.
Olimpia es una mujer admirable. En toda esta historia solo su nombre será recordado; al patán que traicionando su confianza buscó lastimarla y exponerla lo recordarán únicamente en su pueblo, espero que no de muy buena forma. Ayúdanos a compartir esta información para que más y más mujeres sepan que están protegidas.
Ojo, la Ley Olimpia también protege a los hombres.
Si nunca has escuchado a Olimpia, te compartimos la entrevista que realizó @jessicafdzg y conoce más sobre el trabajo tan importante que lleva a cabo: