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Quiero salir corriendo

Mónica Uribe

mayo 8, 2022
La maternidad. Esa elección de vivir en una constante y severa evaluación de uno mismo. 

Es el domingo 8 de mayo del 2022, en diferentes partes del mundo se celebra el día de las madres, aunque en México el gran día es pasado mañana. Hace muchos años, cuando el dolor se instaló en mi casa, intencionalmente le quité importancia a este tipo de celebraciones, lo duro y tupido me hizo pensar que era lo mejor para nuestra salud emocional, además que de verdad pienso que son días netamente mercadológicos. 

A pesar de ello, hoy amanecí contenta y orgullosa del camino recorrido. Amanecí contando mis bendiciones y quiero recapitularlas en familia: dos hijos sanos y hermosos que el día de mañana van a poder hacerse cargo de sí mismos; una hija graduada en Arquitectura y el otro encaminado en su carrera de Negocios; los dos han tomado todas las oportunidades que su padre y yo les hemos dado y han abrazado su futuro sabiendo que depende únicamente de ellos. 

Amanecí calificándome con un 10, o mejor aún, con un 20 al estilo francés, pero no todos los domingos estuvieron llenos de luz y alegría. Los hubo llenos de frustración, la mía, la de mi marido y la de mis hijos, los hubo llenos de reproches y de enojo y también de flojera, pero a lo largo de los más de 1,200 domingos que hemos pasado juntos, el sentimiento que prevaleció fue el amor expresado como tolerancia y apoyo a su proceso de crecimiento.

Por supuesto, esto es algo que puedo decir 23 y 20 años después de haber tenido a mis hijos. La maternidad no siempre es fácil. Hubo varias veces que quise salir corriendo y abandonar el barco a su suerte. Se que no soy la única mamá mexicana que ha estado tentada en hacerlo, así como se que la gran mayoría nos reconciliamos con la idea de seguir, renovando nuestra confianza en que lo estamos haciendo bien. 

Hoy que tengo varias amigas transitando por el gran desafío de la adolescencia, me toca revivir mi experiencia para acompañarlas lo mejor posible, y me doy cuenta de que uno de los grandes desafíos de la maternidad es el tiempo que tarda en caer la moneda que uno tira al aire cuando los concibe. En todos los casos, mi comentario siempre gira en torno a lo mismo “tienes que confiar en la educación que les diste”, pero hay veces que la llave de la confianza no fluye con la misma potencia. 

Llega el 10 de mayo, el día laboral corre a toda velocidad y se interrumpe a la hora de la comida para celebrar en familia. Como cada año, comemos en casa de mi mamá y a mi me toca disfrutar a los nietos de mi hermana como si fueran míos y bendigo este mercadológico día que hace posible compartir estos momentos. Al final el orden natural garantiza la supervivencia de la especie una madre a la vez.


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