Mujer agobiada en pandemia

Nadie nos preguntó si estábamos listas para esta crisis

Rocío Díaz González

noviembre 11, 2021

La pandemia nos sorprendió a todos y nuestra vida se transformó para siempre. Los cambios normalmente vienen acompañados de una toma de decisión, pero esta vez no tuvimos oportunidad de decidir, sólo de asumir los lineamientos de la autoridad.

 

Y, ¿qué pasó en nuestros hogares? 

 

En mi caso, mi casa me pertenecía todas las mañanas de la semana porque he tenido la suerte de hacer home office desde hace casi quince años, pero todo cambió a partir de que se anunció la contingencia, mi espacio se volvió un espacio compartido.

 

El cambio fue drástico por la modificación de la dinámica familiar. No pretendo escribir un listado de quejas, en realidad para mí en un principio no representó mayor conflicto tener que compartir mi espacio con mi esposo ni tener a mis hijos estudiando en casa porque, por su edad, no requirieron atención especial, solo fue cuestión de adaptar algunos lugares de nuestra casa para hacerlos más cómodos, que nos permitieran seguir con nuestras responsabilidades de la mejor manera posible.  

 

Pasaron los meses y todos nos comenzamos a sentir encerrados, además de invadidos, perdimos los momentos de independencia y soledad física que ya estábamos acostumbrados, también los de privacidad y concentración para realizar nuestras actividades personales y profesionales, pero además de eso, a muchas mujeres se nos triplicó el trabajo.

 

Yo me siento muy orgullosa de haber formado jóvenes responsables e independientes y de que mi esposo y yo tengamos muy claros nuestros caminos profesionales y que cada uno tenga independencia en ese rumbo y en el personal, sin embargo, cuántos padres y madres tuvieron que convertirse en unos superhéroes para no perder la eficiencia y productividad que su trabajo les exigía, mientras manejaban su casa y supervisaban o ayudaban a sus hijos en su educación. 

 

En especial, seamos realistas, son muchas las mujeres que han hecho una labor titánica al asumir de tiempo completo, y al mismo tiempo, todos los roles dentro de su hogar.

 

Y todo lo anterior, en conjunto, con una enorme responsabilidad, como madre para apoyar y sacar a flote a sus hijos para que tengan el mejor desempeño posible en la escuela, como encargada del hogar para ofrecer un espacio adecuado y limpio a la familia, además de asegurarse de tener alimentos en la mesa y como profesionista, ya sea independiente o empleada de una empresa, con la enorme tarea de mantener su empleo para cuidar o buscar ingresos en tiempos de crisis. 

 

La pandemia ha profundizado el problema de desigualdad de género en los hogares, crecimos todavía en una generación en donde nos enseñaron, o vivimos con el ejemplo, que las mujeres son las que se encargan del hogar y de los hijos, no importa si son totalmente inequitativas las tareas, pero nos ha hecho falta ajustarnos a la realidad de que, en muchos casos, se comparte la manutención de la familia con la pareja o incluso, las mujeres pueden llegar a proveer con mayor cantidad. Eso está muy bien para nosotras, nos empodera para ser grandes profesionistas y tener independencia financiera, el aprendizaje está en reflexionar por qué en esta pandemia, asumimos las mujeres, la mayor parte de la carga en casa. 

 

Pero en toda crisis hay lecciones y aprendizajes y aunque nadie nos preguntó si nos parecía bien encerrarnos, además de compartir nuestros espacios y tiempo personal para adaptarlos a la dinámica familiar en cuarentena, lo cierto es que cedimos, fuimos empáticos, resilientes, valoramos nuestra salud física y mental y aprendimos sobre la importancia de vivir en un ambiente de igualdad, en donde es igual de importante mi trabajo que el tuyo, independientemente del puesto y sueldo, así como igual de relevantes tus responsabilidades en la escuela que las mías en mi trabajo.

 

Y ahora que estamos empezando a regresar a la nueva normalidad, puedo decir que yo quiero una normalidad en donde mis planes personales y profesionales dependan de mi propio esfuerzo, en donde anteponga ante todo mi salud, pero más allá de eso, en donde vivamos en equidad y seamos un ejemplo para las nuevas generaciones.


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