Indudablemente, Isabel II fue el más grande ejemplo del establishment. Esa élite a la que el periodista Henry Fairlie identificó por ostentar el poder en su más amplia expresión. Desde luego, su muerte establece el fin de una era marcada por la Segunda Guerra Mundial y una avalancha de cambios sociales a los que, por cierto, más de una vez le costó trabajo adaptarse.
¿Feminista? Mientras que Olivia Coleman, la actriz que la caracteriza en la serie de Netflix “The Crown”, la considera la encarnación del feminismo por ser el sostén de la familia, la cara impresa en las monedas y billetes del Reino Unido, cabeza de la iglesia anglicana y quien camina dos pasos delante del marido; otras mujeres, como Rachel Cooke, destacada periodista del diario británico The Guardian, piensa que no lo fue porque su posición fue heredada, pero reconoce que a pesar de vivir en un mundo dominado por los hombres, las convenciones y el conservadurismo inspiró a millones de mujeres, al demostrarles que es posible llegar a la cima en todos los sentidos.
El azar la lleva a ser reina del trono más poderoso del mundo, un destino que parecía muy improbable cuando nació. Sin embargo, durante un discurso radiofónico en abril de 1947, cuando cumplió 21 años, prometió a sus súbditos que toda su vida, fuera larga o corta, estaría dedicada “ al servicio de nuestra gran familia imperial a la que todos pertenecemos”. Un compromiso que cumplió hasta el día de su muerte.
Entre todas las estadísticas que se han compartido frente a la muerte de la reina Isabel II, hay una que me sorprendió en forma muy especial: 9 de cada 10 personas vivas nacieron después de que se volvió la reina de Inglaterra, una cifra que demuestra la relevancia de esta figura pública.
Como homenaje a la reina que fue, a la mujer que pudo ser y a la imagen que formó parte de nuestra vida, Fika-Magazine te comparte algunos de los acontecimientos históricos que a la reina Isabel II le tocó vivir. Tú concluye si su muerte en verdad representa el fin de una era: