Hace unos días un hombre de Jacksonville, Florida escribió un mordaz obituario sobre su padre y las redes reaccionaron en apoyo al honesto hijo, un hombre que ya es abuelo, quien declaró que escribirlo y publicarlo le permitió procesar su dolor y sanar.
Entre otras cosas, el obituario dice que: ...Vivió una larga vida, mucho más de lo que merecía...Su amor era abundante cuando era para sí mismo...Fue un mujeriego y alcohólico...Va a ser un desafío extrañarlo porque era un narcisista. Era incapaz de amar. Su muerte prueba que el mal eventualmente muere...
Si bien podríamos dedicar páginas y páginas a la herida paterna, creo que este obituario nos obliga a platicar sobre el trastorno de la personalidad narcisista, que de acuerdo con la Clínica Mayo son personas que presentan, en mayor o menor proporción, los siguientes síntomas:
La cosa con los narcisistas es que tienen muuuuuy bien identificada a la víctima ideal para mejorar su imagen social. De ninguna forma buscan personas débiles, ingenuas o fáciles de controlar. Este tipo de depredadores buscan: