Hola mi nombre es Isabel tengo 48 años y quiero platicarte mi experiencia con el cáncer de mama.
A mis 40 años, durante varios meses sentía dolores y punzadas que aquejaban de las axilas hacia mi seno derecho que mes con mes avanzaban, al ver que ningún médico resolvía mi malestar y yo sentir esto no era normal, decidí acudir con una doctora de mi servicio médico, me revisó e inmediatamente solicitó que me realizará una mastografía.
En los resultados de mi mastografía se observaba una mancha marcada en rojo, al ver esto, la doctora me envío a la clínica de mama. Al llegar y observar el área de oncología, comencé a sentir escalofríos, incertidumbre, preocupación y miedo constante...Llegó mi turno para ingresar a consulta, el médico que me atendió me interrogó minuciosamente y mencionó, con mucha suavidad, que debía enviarme a realizar una biopsia, en ese momento me di cuenta que debía tener confianza, ya que está vez el doctor que me atendía si estaba escuchando y resolviendo mis molestias.
Llegó el día de la cita para la biopsia, en la cual succionaron tejido mamario interno. El 14 de abril del 2016 recibí los resultados, fue entonces cuando sentí que mi vida quizá se acabaría pues el resultado fue positivo, iniciando estadio I, a un cáncer maligno, una noticia difícil de digerir. Solo podía pensar como la vida te puede cambiar en un instante, sin embargo, el médico me comentó en ese momento que aún estábamos a tiempo para que no avanzara el cáncer con una cirugía conservadora, lo que significaba solo extraer un cuadrante donde se encontraba el tumor, que en ese momento era relativamente pequeño, 1.44mm, pero al estar encapsulado, cada vez que crecía ocasionaba dolor.
Un día antes de la cirugía, me hicieron otro ultrasonido para marcaje del lugar en el cual se encontraba el tumor y encontraron que en poco menos de un mes el crecimiento del tumor llegó a 6.6 mm, al ver esto, yo me quedé sorprendida y fue ahí cuando me dije – tomaste la mejor decisión al realizarte la cirugía – y día con día doy gracias a Dios por haberme puesto en las manos del Oncólogo que me diagnosticó, pues actúo de manera rápida y así pude conservar mi mama. No me salvé de las radiaciones, las cuales fueron 30, muy cansadas, pero necesarias, no fui candidata para quimioterapias blancas y rojas, pero sí para hormonoterapia, tuve que tomar una pastilla diaria de tamoxifeno durante 5 años.
Por ahora puedo estar segura que el amor de Dios es grande y que sus tiempos son perfectos, he sido bendecida por haber estado en buenas manos, pero lo más importante, el conocer los avisos que daba mi cuerpo para ir a atenderme.
Esta es mi historia, sin embargo, es triste ver que muchas veces podemos ser ignoradas por profesionales de la salud y algunas mujeres no tienen la misma oportunidad que yo tuve de conservar mi vida y mi mama. Hoy día puedo dar gracias a todos aquellos que estuvieron al pendiente de mi salud, a quienes siguieron mi malestar, me apoyaron y me procuraron en mis momentos de angustia.
Hoy puedo decir, cuídense que lo más importante somos nosotras mismas, conocer nuestro cuerpo es lo primordial, eduquemos a nuestras hijas, hermanas, amigas y madres para que cuando haya una señal de alarma no duden en atenderse de inmediato. Hoy a mis 48 años puedo decir, vencí el cáncer a tiempo.