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Toda mujer merece ser vista
”
El boudoir viene de la palabra francesa “tocador”. Es un tipo de retrato sensual e íntimo, que mantiene la elegancia y se realiza, justamente, en un entorno privado, de tocador. Fue en el siglo XIX, con el romanticismo, que se empezó a explorar la sensualidad femenina con fotografías de boudoir, exaltando no sólo su belleza sino la liberación femenina que fotografías como éstas representaban.
Ahora, muchas mujeres recurren al boudoir en una búsqueda personal o por indicaciones terapéuticas, como una celebración de la belleza del cuerpo de cada una de ellas, una afirmación de su autoestima y una herramienta para romper dogmas impuestos sobre cómo debe de ser una mujer hermosa.
En Fika platicamos con Beatriz Cantú, una fotógrafa que se ha especializado en boudoir como parte de su trabajo de antiviolencia femenina y valoración positiva.
“¿Esa soy yo? Pues sí...”
¿Cómo inició tu trayectoria en el boudoir?
BC
Yo pesaba 127 kilos, tenía mucho sobrepeso y empecé a adelgazar, creí que la autoestima iba a llegar solita, pero no fue así. Me preguntaba por qué las mujeres, o en general el ser humano, tenemos esta falta de autoestima y en mi cabeza de ingeniero se me ocurrió hacer una prueba, con lo cual en un día fotografié a más de 20 mujeres de 18 a 65 años, con tallas 2XS hasta 4XL y todas tenían un problema de autoestima.
Me di cuenta de que es un problema de una parte importante de la población, reforzado por la familia, los amigos y la sociedad. En la actualidad, el reforzamiento de esta dismorfia corporal es mucho más fuerte debido a las redes sociales, porque desde el celular es posible editar cualquier foto.
Quería hacer algo para mejorar la autoestima de las mujeres, entonces llegó una amiga que se estaba divorciando y me pidió hacer una sesión boudoir. A pesar del susto le hice su sesión, cuando salimos me tomó del brazo y me dijo: “no tienes idea lo que acabas de hacer por mí”.
En ese momento tuve la idea de utilizar el boudoir para enseñar a las mujeres lo hermosas que son, que puedan aceptar su cuerpo sin necesidad de edición. Desde entonces, he fotografiado a una gran cantidad de mujeres, con todo tipo de cuerpos, generalmente, entre 35 a 70 años.
¿La fotografía boudoir es pornografía?
BC
La definición de pornografía se refiere a grabar o fotografiar el acto coital o sexual y en el boudoir no hay nada de eso. El boudoir es un trabajo erótico.
Yo represento mucho las poses que resaltan la belleza femenina, me baso en las pinturas del renacentismo, porque en aquel momento se vino el boom de hacer desnudos y cómo hacer posar a las mujeres y, además, eran cuerpos normales, delgadas y gorditas, con imperfecciones como lonjas. Un buen ejemplo es la Diana Cazadora, que tiene pancita, el brazo se le está colgando y el muslo está gordito. Hay mucha diferencia entre ambas técnicas.
Vienen muchas mujeres conmigo que vienen arrastrando algo del pasado, después de todo, todas las mujeres tenemos algo en nuestra ala que a lo mejor está un poco rota. Muchas vienen conmigo porque las manda su profesional de la salud mental para poder curar algo y otras que vienen para gozar su cuerpo. Me gusta pensar que las fotografías que hago retratan la esencia de cada mujer, porque es muy diferente trabajar con mujeres que vienen de familias reprimidas o con mujeres violentadas, son muy distintas las formas en las que las tengo que tratar.
Qué motiva a las mujeres a tomar una sesión boudoir y cuáles son los beneficios?
BC
Depende mucho de la etapa de la vida en la que se encuentran. Algunas lo quieren hacer antes de casarse, otras antes de tener hijos; pero las que más vienen conmigo son aquellas que tienen hijos pequeños y quieren recordar a la mujer; también vienen muchas mujeres divorciadas que, a lo mejor, su ex pareja las cambió por otra persona más joven o que ellas consideran que son más bellas; así como mujeres con dismorfia corporal referidas por su terapeuta como parte de su trabajo emocional; por supuesto, mujeres plenas, con un matrimonio divino que quieren volver a prender la chispa y muchas mujeres que, a pesar de no estar muy conformes con sus cuerpos, quieren rendirse homenaje.
Tú lo viviste Mónica, yo tomo la foto e inmediatamente volteo la cámara para que vean que no hay edición, se los muestro para que vean su cuerpo tal como es ¡perfecto!
¿Cuál es la sesión más difícil que has tenido?
BC
Siempre me han costado más trabajo las personas con desórdenes alimenticios, como bulimia o anorexia, porque sufren una dismorfia corporal muy fuerte. He tenido la suerte que sus terapeutas me mandan un instructivo de qué es lo que puedo hacer y, por ejemplo, no puedo mostrarles sus fotos porque eso puede ser un detonador que agrave su condición. Para mí ha sido difícil porque la manera como genero la confianza con mis clientes es mostrarles sus fotos y decirles “mira qué hermosa te ves”.
Otra sesión que marcó mi carrera fue una mujer que llegó golpeada, con marcas en el cuello, en la ingle, en el abdomen, con rasguños en la espalda. ¡Sabes qué fue lo que sucedió allí!, pero no puedes invadir su privacidad. Lo único que se me ocurrió fue preguntarle qué quería que editara en las fotos y me dijo “absolutamente nada, porque al momento que quiera volver con él voy a ver mis fotos y voy a recordar que nunca más debo estar allí”.
También las mujeres que llegan con mastectomías han sido muy especiales, porque ellas me han mostrado que la sensualidad y la hermosura no tienen nada que ver con los senos. El 90% de las mujeres que vienen conmigo y han pasado por cáncer me piden no quitar ninguna cicatriz, cuando se ven me dicen “me veo como una diosa”. Créeme, ¡es una visión tan distinta!
Todas las mujeres dejan un pedacito de ellas en mi corazón. Tengo ya más de 600 pedacitos en mi alma.
Cerramos esta divertida e interesante entrevista con la siguiente recomendación: Chequen muy bien con qué fotógrafo van a ir. Verifiquen que tenga contrato y venga la Ley Olimpia. Y vean que es un lugar seguro donde ustedes se sientan bien y protegidas, sobre todo.
Beatriz es una mujer asombrosa con una misión de vida mágica. En noviembre del 2021, cuando cumplí 53 años, yo tuve una sesión boudoir con ella y fue es-pec-ta-cu-lar, divertida y muy enriquecedora en muchos sentidos. 100% recomendable.