Quiero compartirles el testimonio de una paciente de 28 años de edad, llamémosle Sofía, que presentaba un fuerte abuso de alcohol como muchos jóvenes y adultos hoy en día. Cansada de ser la chica de la fiesta, de decepcionar y avergonzar a su familia y amigos, durante el proceso terapéutico decidió tomar su última bebida alcohólica, porque cada vez se sentía peor.
Sin duda, Sofía necesitaba un gran cambio. Para ella, tratar de beber con moderación no funcionaba, así como tampoco resultó cambiar de bebida, del tequila al ron, del ron a la cerveza, siempre obtenía el mismo resultado: emborracharse hasta el punto de perder el control.
Un día llegó a su sesión de terapia desesperada porque sentía que su vida era ingobernable. Había perdido su trabajo, tenía una relación de pareja tóxica y presentaba problemas de peso, entre muchas otras cosas. En el proceso terapéutico, se hizo consciente que para lograr un cambio en su estilo de vida debía forzosamente dejar de beber y trabajar en ella desde la sobriedad, por lo que decidió dejar el alcohol por completo y esto es lo que ha aprendido en el año que lleva sobria:
- 1Empezó a entender quién es realmente: Aprendió a socializar y ser ella misma con sus amigos y familiares sin necesidad de la bebida. Ha aprendido que la persona que se encontraba cegada por el alcohol no era ella misma, y que las cosas embarazosas y estúpidas que hizo no era lo que la representaban. Sofía era una persona que no reaccionaba bien al beber alcohol, como sucede cuando somos intolerantes o alérgicos a alguna substancia, esto es algo que le pasa a muchas personas.
- 2Su vida se volvió manejable: Cuando tomaba mucho su vida era un problema, se ponía en riesgo, era agresiva, hacía escenas vergonzosas y perdía su integridad. Los primeros meses de no beber fueron difíciles, además de sentir los cambios físicos del síndrome de abstinencia (dolor de cabeza, irritabilidad, depresión, ansiedad, etc.), luchaba contra el miedo de no saber cómo manejar su vida sin el alcohol, se sentía insegura e incapaz de afrontar los problemas cotidianos. Ahora que estar sobria es su estado normal, se siente más autentica, más segura y preparada para enfrentar cualquier desafío de una manera saludable.
- 3Se dio cuenta que es digna de amor: La bebida apoyó, alentó y justificó malas decisiones de todo tipo, especialmente las que tenían que ver con relaciones de pareja. Hasta que dejó de beber, recuperó su valía y se dio cuenta que sí era capaz de estar en una relación sana, reconstruir su autoestima y ser digna de ser amada tal como ella es.
- 4Se dio cuenta que las personas tóxicas son como los hábitos tóxicos: Comprendió que había amigos que no le hacían bien. Obviamente, cuando se deja de beber, o usar drogas, es probable que se tenga que cambiar algunos amigos. Cuando se toma una gran decisión de vida, como admitir un problema con el alcohol, realmente es posible darse cuenta de quiénes son verdaderos amigos y quiénes no.
- 5No eres perfecto y eso está bien: Detener una mala costumbre como el abuso del alcohol, puede estar acompañado de gran culpa, vergüenza y arrepentimiento. Sin embargo, al darse permiso de sentir todas las emociones que Sofía pasó años tratando de esconder fue cuando, en realidad, aprendió a lidiar con los sentimientos y a conocerse.
Recuerda, todos cometemos errores y podemos aprender de ellos. Espero que al compartir esta historia, otras personas que están pasando por lo mismo tengan el coraje para reflexionar, pedir ayuda y en su caso dejar de beber, respondiéndose honestamente a la pregunta ¿el alcohol es para mí?
Nada está escrito, vamos escribiendo nuestra historia. Siempre podemos cambiar, que así sea.